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¿Puedes escuchar Su voz?

Aprende a escuchar la voz de Dios y cambia tu vida.

¿Puedes escuchar su voz?

Uno de los beneficios más grandes que tenemos como hijos de Dios es la capacidad de escuchar su voz. En Juan 10:27, Jesús afirmó: “Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y me siguen.” Escuchar la voz de Dios es algo natural y fluido para quienes hemos puesto nuestra fe en Jesús, y esta nos da la capacidad de escucharle, y es el tesoro más preciado que podemos poseer.

Dios habla a nuestro espíritu para brindarnos dirección, instrucción, claridad, consejo, consuelo, paz, aliento, identidad y muchas otras bendiciones. Debemos abrazar este maravilloso regalo, y jamás subestimarlo, ya que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte, el éxito y el fracaso, la bendición y la adversidad, la paz y la ansiedad, entre otros.

La voz de Dios nos alerta sobre bendiciones venideras y nos advierte sobre peligros inminentes. Aprobará o desaprobará nuestras decisiones, alineando nuestro caminar hacia lo que produce la paz. Como dice el salmo: “¡Ojalá fuesen ordenados mis caminos para guardar tus estatutos! Entonces no sería yo avergonzado, cuando atendiese a todos tus mandamientos (Sl. 119:5-6).

Valoremos este precioso don y no subestimemos nuestra capacidad de escucharle. Desarrollemos y cultivemos hoy nuestro oído espiritual, y veremos materializarse su bendición en nuestras vidas al obedecerle.

¿Cómo lo logramos? A través de la comunión con Él.

La consistencia en pasar tiempo con Dios (reflexionando en Su presencia) desarrollando una relación con Él como Padre y amigo, nos bendecirá enormemente y afinará nuestro oído espiritual. Le haremos bien a nuestras almas mediante la meditación de su palabra y activaremos una unción en nuestras vidas que nos permitirá percibir Su voz (Sl. 119:105).

Escuchar a Dios es el primer logro, obedecerlo es el segundo. Estos dos juntos son los que garantizan que llegaremos a experimentar la vida plena y el reposo para nuestras vidas.

 

OREMOS:

Padre celestial, reconozco hoy Tu deseo de hablarme, y mi deseo de escucharte. Ayúdame a ser sensible a tu voz, receptivo y obediente a Tu dirección. Hágase tu voluntad en mi vida. En el precioso nombre de Tu hijo, Jesucristo, te lo pido. Amén.

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Omar Salas
Omar Salas
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